La ortorexia es la obsesión patológica e irracional por comer sano y por la calidad de los alimentos, genera en el paciente importantes restricciones alimentarias al cuestionarse en todo momento la cantidad, tipo de alimentos, origen de estos, forma de cultivarlos, materiales y técnicas empleadas en su preparación/elaboración.
El ortoréxico no sustituye los alimentos que
rechaza por otros que puedan aportarle los mismos complementos nutricionales. Lo
que puede acarrear carencias nutricionales y alterar la salud
mental.
Los ortoréxicos solo admiten
alimentos ecológicos u orgánicos, cultivados sin pesticidas o herbicidas,
declinan el consumo de alimentos con aditivos (estabilizantes, conservantes,
potenciadores del sabor...), alimentos procesados o cocinados mediante
determinados métodos de cocción. Es tal el nivel de obsesión, que, si una
persona ortoréxica no dispone de este tipo de alimentos, o no están cocinados
según sus estándares, prefiere dejar de comer.
Síntomas
- El síntoma principal que caracteriza a esta enfermedad es la preocupación excesiva por todo lo que se ingiere.
- Los pacientes invierten un gran número de horas al día planificando y preparando las comidas.
- Suelen ser tan estrictos que incluso se sienten culpables cuando lo incumplen y se castigan con dietas y ayunos aún más rígidos. Del mismo modo, eliminan por completo determinados alimentos en su dieta, no sólo carnes y grasas, sino también otras sustancias como el azúcar.
- A diferencia de otros trastornos de la alimentación, los ortoréxicos suelen ser personas muy abiertas a la hora de difundir sus reglas de alimentación y no se abstienen en mostrarse orgullosos de ellas frente a otras personas. Del mismo modo, menosprecian a aquellas que no siguen reglas dietéticas, por lo que el paciente puede verse abocado al aislamiento social.
- Puede provocar grandes pérdidas de peso.
- Pueden perder la capacidad de saber cuándo tienen hambre o cuándo se encuentran saciados.
Tratamiento nutricional
Para tratar este tipo de patología
suele combinarse la terapia farmacológica con la psiquiátrica, por lo cual será
indispensable seguimiento por un equipo multidisciplinario.
La educación nutricional es
esencial para que el paciente vuelva a recurrir a la intuición de comer
cuando tenga hambre y dejar de hacerlo cuando se sienta satisfecho.
Se recomienda que se
incorporen poco a poco todos los nutrientes que fueron descartados y que
se prosiga con una alimentación saludable en la que se ingieran cantidades
suficientes de todos los grupos de alimentos.
Se trata de un tratamiento
largo que puede requerir intervención médica por periodos de tiempos muy
prolongados, incluso años, hasta conseguir desterrar del paciente el
sentimiento de culpabilidad por el consumo de alimentos normales, sin el
seguimiento de normas rígidas e inflexibles.
El punto de partida reside
en el reconocimiento o aceptación por parte del individuo ortoréxico de que
está inmerso en una obsesión enfermiza y desea romper con esta dinámica. Este
paso es fundamental para conseguir el éxito de la terapia.
El individuo tiene que
volver a aprender a comer normal, de forma natural y sin sentimiento de culpa.
Los profesionales sanitarios
deben asesorar y supervisar la alimentación del paciente de forma que los
alimentos que ingiera cubran los requerimientos nutricionales mínimos según
edad, sexo, talla,…incrementando el consumo de alimentos básicos hasta conseguir
implantar una alimentación normal, equilibrada, completa y bien estructurada.
Este proceso debe realizarse de forma gradual, para que el organismo tolere y
se acostumbre progresivamente al consumo de alimentos que antes no ingería.
El proceso de adaptación no
es únicamente a nivel digestivo y metabólico, también requiere una acomodación
psicológica al cambio.
En paralelo, el tratamiento psicoterapéutico debe procurar que el individuo adquiera mecanismos o estrategias que le permitan superar las descompensaciones personales que desencadenaron la ortorexia.
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