Trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH ) y como tratarlo con la comida



El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es un trastorno del neurodesarrollo, originado en la infancia y que afecta a lo largo de la vida, que se caracteriza por la presencia de problemas para prestar atención, controlar conductas impulsivas o ser excesivamente activos.  

Se identificará como un trastorno cuando estos síntomas o los comportamientos que se deriven se observen con mucha mayor frecuencia e intensidad que en los niños/adolescentes de igual edad e interfieran en la vida cotidiana.  

Síntomas  

TDAH con hiperactividad-impulsividad 

  • Frecuentemente, mantiene un estado de excitación continua. 
  • Habla mucho, incluso en situaciones en que debe permanecer callado, como durante la clase. 
  • Se muestra inquieto en clase y le cuesta mucho permanecer sentado. Se remueve constantemente en la silla y puede llegar a levantarse durante la clase. 
  • En situaciones en las que debe mantener una actitud de espera, no para de moverse, saltar y correr. 
  • Interrumpe muy a menudo a los demás en conversaciones, juegos, etc. En actividades de grupo es incapaz de esperar su turno. Incluso tiende a responder antes de que la persona que habla con él haya terminado de formular la pregunta. 
  • No puede mantenerse tranquilo mientras juega. 

TDAH con falta de atención 

  • Tiene problemas para mantener la atención en cualquier actividad que esté realizando, lo que le lleva a cometer errores por perderse los detalles de las cosas. 
  • Se distrae con suma facilidad ante cualquier estímulo externo. 
  • No termina lo que empieza y cambia de actividad rápidamente. 
  • Le resulta muy difícil organizarse, de modo que pierde cosas que necesita para realizar una actividad o las olvida en casa frecuentemente cuando se trata de cosas del colegio. También olvida los deberes que tiene que hacer o las tareas que se le encomiendan en casa. 
  • A veces se muestra como ausente, como si no escuchara lo que se le está diciendo. 

TDAH combinado 

El niño manifiesta los síntomas de los dos tipos anteriores, es decir, de hiperactividad-impulsividad y de falta de atención. 

Tratamiento nutricional  

Si bien no existe una dieta definitiva para el TDAH, ciertos nutrientes y alimentos pueden ayudar a reducir los síntomas. Alimentos mínimamente procesados pueden beneficiar a las personas con TDAH 

Nutrientes a procurar 

Fenilalanina y tirosina. Aminoácidos precursores de la adrenalina, la noradrenalina y la dopamina, sustancias que normalmente se encuentran disminuidas en este padecimiento. Fuentes: carne, aves, pescado, huevos, lácteos, leguminosas, frutos secos, semillas y espirulina. 

Triptófano. Aminoácido precursor de la serotonina que ayuda a mantenerse relajado y a conciliar el sueño. Fuentes: huevos, lácteos, pescados, carnes, legumbres, soya, frutos secos, semillas, avena, amaranto, plátano, dátiles, nabos, calabaza, piña, espirulina y aguacate. 

Metionina: Este aminoácido participa en la síntesis de colina, la cual evita la pérdida de memoria, potencia el rendimiento intelectual y aumenta la concentración. Fuentes: huevos, carne, lácteos, pescado, semillas, frutos secos, cereales integrales y las verduras de hoja verde. 

Carbohidratos complejos. Pueden ayudar a prevenir los picos de azúcar en la sangre. También sacia por más tiempo, lo que puede evitar que se coma alimentos ricos en azúcar. Además, cuando las personas comen estos alimentos antes de acostarse, pueden fomentar un mejor sueño. Fuentes: frutas, vegetales, papa, leguminosas, frutos secos, semillas, vegetales y cereales integrales y derivados como el arroz integral, maíz, trigo y derivados (pan y pastas integrales),  centeno, cebada, avena, amaranto. 

Ácidos grasos omega-3. Son grasas esenciales que juegan un papel en la salud del corazón y del cerebro. Pueden mejorar la atención, el enfoque, la motivación y la memoria de trabajo. Fuentes: pescados grasos, mariscos, verdolagas, semillas de linaza, nueces, semillas de chía, soya y tofu, aceites de canola, de linaza y soya. 

Vitaminas del grupo B. Son importantes para mejorar los neurotransmisores cerebrales, mantener un adecuado funcionamiento del cerebro y evitar estados de agitación, nerviosismo y ansiedad. Fuentes de la vitamina B1 (tiamina): aves, huevo, granos enteros, leguminosas, frutos secos y semillas. Fuentes de la vitamina B2 (riboflavina): huevo, verduras de hoja verde, calabacitas, champiñones, ejote, leguminosas, frutos secos y semillas. Fuentes de la vitamina B6 (piridoxina): aves, pescado, huevo, granos enteros y cereales fortificados, maíz, aguacate, plátano, chícharos, papa y nueces. Fuentes de la itamina B12 (cobalamina): carne roja, viseras sobre todo hígado de res, aves, pescado, mariscos, huevo y lácteos. 

Vitaminas A, C y E. Este tipo de vitaminas son antioxidantes que pueden ayudar a neutralizar los radicales libres que quizás se formen en el cerebro, también ayudan a proteger los ácidos grasos omega 3. Fuentes de vitamina A: carne, ave, huevo, lácteos, pescados, durazno, brócoli, zanahoria, melones, pimientos, espinacas, camotes, acelga, berro, calabaza amarilla, cebollines, chícharo, chile chilaca, chile habanero, cilantro, esparrago, tomate, tomatillo, lechuga orejona, lechuga romana, nopal, perejil, verdolaga, chabacano, guayaba, mandarina, mango criollo, papaya, sandia y toronja. Fuentes de vitamina C: todas las frutas y verduras frescas. Fuentes de vitamina E: aceites vegetales, frutos secos y semillas, vegetales de hoja verde, yema de huevo y generalmente los cereales para el desayuno, jugos de frutas y margarinas son enriquecidos con esta vitamina. 

Hierro. Es un mineral importante para evitar problemas de atención y de concentración. El hierro junto con la vitamina C favorece el rendimiento intelectual. Fuentes: carne, aves pescado, mariscos, leguminosas, tofú, amaranto, higos y verduras de hoja verde oscuro. 

Magnesio y el zinc. ambos minerales mejoran el aprendizaje, la memoria y la estabilidad cognitiva. Fuentes de zinc: dátiles, higos, yema de huevo, pescados, ostras, zanahorias, guisantes, avena y germen de trigo. Fuentes de magnesio: semillas enteras, frutos secos, vegetales y en menor medida en la leche, pescado y carnes.  

Nutrientes desfavorables:  

Carbohidratos simples y azúcar. Comer alimentos azucarados puede provocar picos y caídas de glucosa en sangre, lo que puede afectar los niveles de energía. Se cree que hay un vínculo entre el consumo de azúcar y la hiperactividad. Fuentes: caramelos, pan blanco, arroz blanco, pasta blanca, papas sin piel, chips, sodas, bebidas deportivas, jugos, miel, mermeladas, pastelería, galletas y bollería. 

Cafeína. Puede intensificar los efectos de ciertos medicamentos para el trastorno de déficit de atención e hiperactividad, incluyendo cualquier reacción adversa que una persona pueda experimentar. Fuentes: café, té, bebidas energéticas y los refrescos de cola. 

Aditivos artificiales. Incluye colores artificiales, sabores artificiales, conservantes y edulcorantes artificiales. Algunos niños con TDAH pueden beneficiarse al eliminar aditivos artificiales de sus dietas. La Academia Americana de Pediatría recomienda que los niños eviten estos aditivos, particularmente los colorantes de los alimentos porque pueden empeorar los síntomas del trastorno de déficit de atención e hiperactividad. Los aditivos artificiales también pueden interferir con las hormonas, el crecimiento y el desarrollo. Fuentes: muchos productos procesados y envasados contienen colorantes, sabores y conservantes artificiales, incluidos algunos cereales para el desayuno, caramelos, galletas, bebidas endulzadas, ponches de frutas y vitaminas para niños.

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