En los últimos años ha
aumentado la demanda de alimentos adicionados, con el objetivo de prevenir
enfermedades, acercándose al concepto de alimentos funcionales.
En muchos países, la dieta
tradicional de la población no llega a cubrir las necesidades básicas de
ciertos elementos esenciales para el crecimiento y el desarrollo del ser
humano, generando así deficiencias clínicas o subclínicas.
La fortificación
o enriquecimiento de alimentos es la adición de uno o más
nutrientes esenciales a un alimento con el propósito de prevenir o corregir una
deficiencia demostrada de uno o más nutrientes en la población o en grupos
específicos de población. La adición de nutrientes a un producto puede darse de
manera obligatoria según el país, implementando políticas de salud pública.
Enriquecer y fortificar son
procesos distintos. El enriquecimiento es la adición de una serie de nutrientes
que, en su estado natural, ya contenían, pero cuya cantidad ha disminuido o desaparecido
durante el proceso de industrialización. Mientras que la fortificación es
añadir a un producto nutrientes que den características distintas de las que ya
tiene según su naturaleza, que puedan desempeñar una función concreta de
aumentar su valor nutritivo.
Las vitaminas y minerales son los
nutrientes más utilizados, además de los aminoácidos, los ácidos grasos esenciales,
la fibra y diversas plantas y extractos de hierbas. Los principales alimentos que se
suelen fortificar o enriquecer son la leche, el yogur, el
queso, la margarina, los cereales de desayuno, las galletas, los zumos de
frutas, los bollos, el pan, los aceites vegetales y la sal de mesa.
Muchas empresas añaden estos
nutrientes de manera voluntaria como estrategia, donde el nutriente es el
factor elegido para diferenciar el producto y de agregar valor al alimento para
su venta.
Comentarios
Publicar un comentario