
La rosácea es más común
entre las mujeres de piel clara de entre 30 a 60 años de edad.
En las primeras etapas de la rosácea puede presentarse episodios esporádicos de
sonrojo, rubor y enrojecimiento en la cara. Si no se trata, los vasos
sanguíneos de la cara se hinchan y se
agrandan, y el enrojecimiento facial
puede volverse peramente. Si los hombres
con rosácea no se tratan, puede
desarrollar rinofima, que hace que la nariz aumente de tamaño y se haga
roja y bulbosa.
Es importante buscar
tratamiento adecuado para reducir los síntomas y evitar que el trastorno
empeore.
Tratamiento
nutricional
Aunque no hay
investigaciones sobre los efectos de la
dieta en la rosácea, se sabe que algunos alimentos contribuyen a la óptima
salud general de la piel.
Nutrientes
a procurar:
Ácidos grasos esenciales. Como en la rosácea es un trastorno ligado a vasos capilares inflamados, es útil
alimentos ricos en ácidos grasos esenciales
que poseen propiedades antiinflamatorios. Fuentes: aceites vegetales,
semillas, frutos secos y pescados grasos.
Vitamina C. sus
propiedades antioxidantes protegen la piel
del daño de los radicales libres causados
por contaminación y rayos solares. También inhibe la liberación de histamina,
sumancia que causa inflación por reacción del sistema inmunológico a los alergénicos. Fuentes:
en todas las frutas y verduras frescas.
Betacarotenos y vitamina E. Ayudan a mantener la piel sana al actuar como
antioxidantes y neutralizar los elementos
que podrían dañar la piel. Fuentes: los betacarotenos están
durazno, brócoli, zanahoria, melones, pimientos, espinacas, camotes, acelga,
berro, calabaza amarilla, cebollines, chícharo, chile chilaca, chile habanero,
cilantro, esparrago, tomate, tomatillo, lechuga orejona, lechuga romana, nopal,
perejil, verdolaga, chabacano, guayaba, mandarina, mango criollo, papaya,
sandia y toronja. La vitamina está en
aceites vegetales, aguacate, oleaginosas, vegetales de hoja verde, yema de
huevo.
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