Cómo formar costumbres y hábitos alimentarios



Las costumbres y hábitos alimentarios se fijan en cada individuo, en familias enteras, en comunidades  y países de forma consiente  o inconsciente.
Los hábitos positivos o negativos surgen en un determinado día como una conducta, pero si se repite  constantemente, la conducta  se vuelve  un hábito.
Se convierte en un estilo de vida que marca al individuo y lo conduce a un estado de salud o enfermedad. El estilo de vida es una construcción del individuo moldeada por la familia, la educación y la sociedad.
El estilo de vida considera la dieta, la actividad física y el sedentarismo como factores  relacionados con el desequilibrio entre ingesta y el gasto de energía, causa principal de la ganancia de peso en forma de masa grasa.
Factores que influyen en la formación de hábitos alimenticios
  • Genéticos: nos habla de la predisposición que se tiene, desde los cuatro meses de edad, a preferir sabores dulces, grasos y salados, y rechazar sabores ácidos y amargos.
  • Demográficos: encontramos entre otros, la educación de los padres, la etnicidad, la edad y el género.
  • De crianza: el control y el acceso por parte de los padres a la comida, la introducción de nuevos alimentos y la educación, así como  la actitud, creencias y costumbres  de los padres respecto a la nutrición, influye directamente en la formación de hábitos alimentarios. 
  • Sociales y ambientales: las condiciones ambientales, familiares, culturales y sociales tienen una importante influencia para la definición de la personalidad alimentaria.  La accesibilidad de alimentos en casa, la escuela, el trabajo y fuera  de estos ambientes  son precursores de una dieta saludable o  una alimentación incorrecta.  La ingesta de refrescos y alimentos altos en grasa  por lo general aumentan fuera de casa.

Cambio de conductas
Los hábitos que se adquieren en la niñez pueden persistir hasta la adultez, por lo que se sugiere identificar todas las características que influyen en el consumo de alimentos con el fin de poder realizar intervenciones más eficaces para la promoción de una dieta  correcta a lo largo de la vida. 
El cambio de conducta se consigue mediante un proceso basado  en el condicionamiento operante.  El condicionamiento operante   es una forma de aprendizaje  mediante el cual se fortalece o debilita  una respuesta según sus consecuencias favorables o desfavorables.
Este proceso incluye:
  • Automonitoreo: se refiere a la observación de la frecuencia con que ocurre una conducta.
  • Análisis funcional del comportamiento: que sirve para determinar antecedentes y circunstancias (ambiente) que provoca la conducta objetivo y que es lo que la sostiene.
  • Establecimiento de metas: una de las estrategias para el cambio de conductas es determinar metas pequeñas y fáciles de alcanzar, lo que lleva a lograr la meta principal.
  • Control de estímulos: se refiere a remover y limitar las calves  de un mal hábito, ya que incrementar  la frecuencia de conductas saludables es mucho más fácil cuando el entorno lo permite.
  • Realimentación: es un componente crítico del cambio de hábitos  y generalmente se lograr mediante el automonitoreo de las conductas.
  • Estrategias de reforzamiento  o realimentación positiva: el reconocimiento, los premios, el apoyo y el soporte de los compañeros y de la familia puede ser una de las principales estrategias de reforzamiento o realimentación positiva.
  • Motivación: si un cambio de conducta recibe la recompensa precisa y existe realimentación constante, se mantendrá  la apertura  y se lograra concentrar  en el comportamiento hasta generar un hábito.

Conductas  que contribuyen a la formación de costumbres y hábitos  alimentarios  negativos   y sugerencias de metas que podrían  establecerse para transformarlos en hábitos positivos. 
Consumos de alimentos altos en grasa
Metas:
  • Consumir una verdadera o una fruta en cada comida.
  • Consumir alimentos asados, a la plancha o guisados, cinco veces por  semana.
  • Incluir una ensalada sin aderezos  en una comida al día.
  • Consumir una  porción de cereal integral una vez al día.
  • Usar máximo dos cucharaditas de aceite, manteca, mantequilla, margarina, mayonesa, o crema al día.
  • Preferir leche descremada.

Consumo  de bebidas con alto contenido de azúcar
Metas:
  • Tomar un vaso con agua  simple en cada comida todos los días.
  • Tomar café, té, infusiones y aguas frescas sin azúcar.
  • Tomar bebidas carbonatadas  sin azúcar una vez por semana.
  • Consumir un máximo de  dos cucharaditas de azúcar, miel, piloncillo  o mermelada al día.

Tamaño de porciones
Metas:
  • Elegir porciones pequeñas cuando se come fuera de casa.
  • Compartir platillos entre familia y los amigos.
  • Ahorrar el dinero que se pagaría cuando se compra un tamaño de porción mayor.
  • Comer la mitad de porción del plato fuerte en el desayuno, la comida o la cena.

Consumo de alimentos frente a una pantalla.
Metas:
  • Realizar al menos una comida en familia con el televisor apagado.
  • Apagar el teléfono celular durante las horas de comida.
  • Programar las horas de comida.
  • Evitar comer en la oficina frente a la computadora.

Trabajar en la adquisición de nuevos hábitos no es tarea fácil y se puede lograr siempre y cuando la persona este convencida de querer luchar en contra  de costumbres negativas y construir un estilo de vida saludable.

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