El cuerpo se enfrenta a unos interminables agentes
infecciosos, y el sistema inmunológico activa una defensa contra esos invasores. Su ejército incluye macrófagos
células T y células B.
Un sistema inmunológico sobrecargado o una deficiencia en
sus defensas pueden poner en riesgo la capacidad del cuerpo para combatir la
enfermedad.
Un sistema inmunológico deprimido puede deberse a la mala alimentación,
estrés, factores genéticos, la edad, el descanso insuficiente, obesidad, medicación,
quimioterapia, infecciones breves o
enfermedad crónica. El daño oxidativo de los radicales libres puede destruir la
potencia de las células inmunitarias.
Tratamiento nutricional
Nutrientes a procurar:
- Ácidos grasos esenciales. Estas grasas son vitales para la curación de heridas y el opimo funcionamiento de las células T. Fuentes: pescados grasos, semillas, nueces, aceite de canola, aceite de linazas.
- Carotenoides. Sus propiedades antioxidantes pueden proteger a las células inmunitarias de los radicales libres. Fuentes: vegetales rojos naranjas, y amarillos, además en las verduras de hoja verde oscura.
- Cinc. Este mineral actúa con las enzimas para curar heridas y posiblemente puede reforzar la resistencia del cuerpo contra el virus del catarro. Fuente: aves, granos enteros y mariscos.
- Hierro. Se necesita cantidades adecuadas de este mineral para la fabricación de células B y células T. Fuentes: carne, aves pescado, mariscos, leguminosas, tofú, amaranto, higos.
- Prebióticos. Estas bacterias buenas mejoran las respuestas inmunitarias contra los virus y células cancerígenas. Fuete: yogurt.
- Vitamina C. Además de proteger contra el daño oxidativo, esta vitamina puede mejorar la función de las células inmunitarias. Fuentes: todas las frutas y verduras contienen alguna cantidad de vitamina C.
- Vitamina E. Esta vitamina puede aumentar la actividad de las células T y ayudar en la producción de anticuerpo. Fuentes: aceites vegetales, aguacate, oleaginosas, vegetales de hoja verde, yema de huevo.
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